Tenemos un país vecino completamente infravalorado. Tiene playas preciosas, exquisita gastronomía, poca masificación turística, un clima espectacular, gente amable por doquier y a un precio más que razonable. Volví enamorada de esta zona y de este país, que cada vez que visito, me gusta más.
La zona que recorrimos durante una semana es la costa norte de Portugal. Comenzando con punto de partida Lisboa y continuando hacia el norte. Aunque en este post me centro en este recorrido en concreto, os animo a visitar mi guía de Lisboa (si salís desde aquí, es delito no visitarla) así como la de Oporto, punto en el que recomiendo terminar el viaje y espectacular broche de oro.
Esta zona es el camino perfecto para los amantes de la playa, los acantilados, el surf y el marisco. Casi cualquier carretera de tierra que deje la N109 para dirigirse al oeste, te llevará a una playa con preciosas vistas al océano Atlántico, donde encontrar pequeños chiringuitos a pie de playa con precios de los que ya habíamos olvidado.
Si aún no tienes planes para el verano que viene, y tu bolsillo no puede permitirse grandes lujos…¡este es tu destino!
A continuación os dejo la guía detallada de lo que hicimos día a día, a lo largo de nuestra semana por esta zona. Podéis hacerlo a la inversa, es totalmente indiferente. Todo depende de cómo os vengan mejor los vuelos.
Llegamos al aeropuerto de Lisboa y recogimos el coche de alquiler, que siempre recomiendo usar rentalcars.es. Por segunda vez (y juramos, que última) volvimos a caer en las redes de la compañía GOLDCAR. Os lo aconsejo, nunca reservéis con ellos.
Aunque aparezca como la tarifa más barata entre miles de competidores, al final siempre te sale más caro. Una vez ya alquilamos con ellos y tuvimos que pagar una tasa de carburante (200€ por un fin de semana) que estaba escrita en letra pequeña en la cuarta hoja del contrato. En este caso, nos cobraron un extra por recoger el coche más tarde de las 22h, nos ofrecieron un telepeaje que aceptamos y que a día de hoy, las autopistas portuguesas no reconocieron como oficial, y nos reclaman de nuevo el importe. Conocemos a más gente que le ha pasado esto, por lo que siempre que podáis evitarlo, no alquiléis con ellos, porque aunque parezcan más baratos, no lo son.
DIA 1. Primera parada de nuestro recorrido: SINTRA
Aquí encontramos un alojamiento por Airbnb súper recomendable. Es muy económico (108€ por dos noches), está muy bien ubicado y los anfitriones son una maravilla. Es cierto que tiene un poco de humedad por estar cerca de la playa (y quizás en invierno no sea lo más aconsejable) pero nosotros que estuvimos en verano, fue todo un acierto. Además, justo ese fin de semana había un mercadillo medieval enfrente, ¡una gozada!
Aquí os dejo el enlace de la casita: Cozy house at S. Pedro de SintraCozy house at S. Pedro de Sintra.
VISITA SINTRA:
Es uno de los sitios más mágicos de Portugal. Como sacada de un cuento, en pocos kilómetros se concentra la mayor densidad de castillos, palacios y jardines de todo Portugal. Debido al gran número de turistas, es aconsejable ir a primera hora de la mañana, ya que sino aparcar se convierte en una odisea.
Para que os hagáis una idea, esta zona es como un parque muy grande donde hay repartidos varios castillos y varios pueblecitos. Los coches se quedan a la entrada de la ciudad. Por tanto, para visitar Sintra debes tener claro qué medio de transporte vas a utilizar para recorrerla, ya que es un pueblecito precioso pero lleno de cuestas y curvas que se hace difícil visitarlo andando.
Nosotros estamos en buena forma y lo hicimos todo andando (el primer día), pero es paliza. Si no queréis andar tanto, siempre tenéis la opción de ir en bus de parada en parada o hay incluso la opción de tuk tuk (como los asiáticos, sí) que te acompañan durante todo el día o simplemente para hacer alguno de los recorridos.
Encontraréis varias oficinas de información turística en algunos pueblecitos, donde podéis coger mapas e información de la zona así como comprar las entradas para los castillos aquí (nosotros así lo hicimos y nos salió muy bien la jugada, pues en las taquillas de cada castillo hay largas colas para adquirirlas). Asimismo, si tenéis pensado visitar varios castillos, existe la posibilidad de entradas combinadas, con un pequeño descuento por cada visita adicional. Nosotros compramos las entradas para el Palacio de la Pena y el Palacio-Jardínes de Montserrat. También visitamos la Quinta da Regaleira pero al ser propiedad privada, las entradas solo se pueden comprar en taquilla.
Opción más barata, autobús urbano: Según sales de la estación de trenes a mano derecha se encuentra la parada del autobús urbano. Los autobuses urbanos tienen 3 recorridos. Cada recorrido tiene un precio único y puedes subir y bajar las veces que quieras hasta que llegas a la primera parada que finaliza el recorrido.
La opción del recorrido amarillo que cuesta solo 5€, hace cuatro paradas y es el que te lleva al Palacio Da Pena, el monumento más representativo de Sintra. Cómo puedes ver en el mapa, por 2€ más puedes conectarte con la línea verde. Analizad el resto de líneas por si tenéis más tiempo y queréis hacer más recorrido. La frecuencia del autobús es bastante alta porque siempre que llegábamos a la parada esperábamos muy poquito tiempo hasta el siguiente autobús. Los bonos se compran directamente desde el autobús.
ITINERARIO PARA VER SINTRA EN UN DIA
Nosotros salimos andando desde el apartamento y, aunque es un poco paliza, es la mejor forma de recorrer toda la zona. (Hay que estar en buena forma física, llevar buen calzado cómodo y saber que vas a andar muuuucho).
Mañana: Palacio da Pena y Castelo dos Mouros
- Si comenzamos nuestra ruta en el Palacio da Pena, es conveniente que estés allí un poco antes de esa hora para no tener que esperar colas al sacar la entrada (a no ser que la compréis por adelantado en las oficinas de turismo como hicimos nosotros). Además, si llegas temprano, disfrutarás de un estupendo paseo por sus jardines mientras subís hacia la entrada.
- Si vas en coche, puedes aparcar en cualquiera de los aparcamientos que hay distintos niveles, según vas ascendiendo hacia el Palacio da Pena (en el parking de la entrada no se permiten vehículos privados, así que no llegues con el coche hasta arriba o te tocará dar la vuelta).
- Si vas en transporte público, utiliza el autobús nº 434 dirección Palacio da Pena junto a la Oficina de Turismo de Sintra.
El lugar más visitado es sin duda el Palacio da Pena, una imponente edificación, uno de los máximos exponentes del estilo romántico y una de las principales residencias de la familia real portuguesa durante el siglo XIX. Con su atmósfera de cuento, es casi la puerta de entrada a Lisboa. Es uno de los principales atractivos de Sintra. Situado en lo alto de una colina, es un castillo de formas y colores llenos de fantasía, que parece sacado del mismísimo País de la Maravillas. La entrada cuesta 14 euros, y se pueden visitar el castillo, el interior y el parque.
Este palacio, que ya forma parte del Patrimonio de la Humanidad protegido por la Unesco, parece estar flotando sobre enormes peñascos y a primera vista, llama la atención su colorido y su original mezcla de estilos arquitectónicos que se debe a la mentalidad romántica de la época, enormemente fascinada por todo lo exótico. Además de las estancias y el bello jardín que separa las taquillas del palacio, uno de sus mayores atractivos son sus miradores sobre toda la sierra de Sintra.Una vez visitado el palacio, merece la pena perderse por el singular jardín, que incluye toda una serie de elementos paisajísticos curiosos, como el Templo de las Columnas o la Mesa da Rainha, además de agradables sendas entre los árboles y especies vegetales autóctonas y exóticas.
Cerca de la entrada al Palacio da Pena se sitúa el Castelo dos Mouros, al que se puede llegar a pie a través de un espectacular paseo entre promontorios rocosos cuyas vistas se extienden prácticamente hasta el Océano Atlántico. Prepara bien las piernas porque toca hacer un poco de ejercicio. Podemos llegar a pie desde el palacio; el recorrido por las ruinas de este antiguo castillo no te llevará mucho (aproximadamente 1 hora) pero es más duro que el del monumento anterior, con muchas subidas y bajadas de escaleras (tenlo en cuenta si viajas con personas mayores o niños pequeños). Si subes hasta la Torre Real, la más alta, gozarás de unas vistas magníficas de la zona, las montañas y del Palacio da Pena.
Esta fortificación fue construida en el siglo IX tras las invasiones musulmanas a la Península Ibérica, aunque ha sido ampliado varias veces con el paso de los siglos, de ahí su configuración irregular. Hay que tener en cuenta que está en ruinas y tiene muchas escaleras y subidas para llegar a las diferentes zonas.
- COMER EN SINTRA: Nosotros encontramos de casualidad, andando en la ruta que hay por el bosque (muy bien señalizada) desde el Palacio de la Pena hasta la Quinta da Regaleira, con un bar/restaurante/hotel, que bien parecía sacado de un cuento. Su dueño fue encantador con nosotros, su jardín una maravilla y nos preparó la comida casera en un pis pas y muy bien de precio. Totalmente recomendable: «Casa das minas»
Tarde: Palacio Nacional o Quinta da Regaleira
Después de comer nos acercamos a conocer el Palacio Nacional de Sintra, ese de las grandes chimeneas blancas que seguramente ya habrás visto desde las alturas durante la mañana. El recorrido este palacio dura aproximadamente 1,5 horas, y puedes visitar las estancias reales, las cocinas, los salones… donde comprobarás que se ha dado rienda suelta a todo tipo de estilos arquitectónicos. Se llega andando desde el centro, aunque hay un buen paseo. La visita a esta finca construida a principios del S. XX comienza por los jardines, que son la parte que más merece la pena, con túneles subterráneos, cuevas, capillas y un impresionante pozo iniciático, también llamado ‘palacio invertido’, ya que se trata de un pozo de 27 metros de altura construido bajo tierra, con unas escaleras que se asemejan a la torre de un castillo.
Puedes visitar la quinta por dentro, pero si vas muy justo de tiempo puedes prescindir de esta parte (aunque se tarda poco en verla y tiene buenas vistas desde el piso superior).
Si dispones de un día extra en Sintra, he aquí algunos planes para este segundo día:
- Visitar el Convento dos Capuchos. Si vas en verano, abre hasta las 20:00 (el resto del año cierra a las 18:00). Está algo más alejado de la propia villa de Sintra, por lo que tienes que utilizar el coche o el autobús que sale del centro para llegar hasta allí. 45 minutos son suficientes para visitarlo.
- Visitar el Palacio de Montserrate, al que también puedes llegar en coche o en autobús. Es un lugar especialmente bonito al atardecer, sobre todo si vas en primavera o verano, para que además de visitar el palacio por dentro -de gran belleza-, puedas dar un paseo por los exóticos jardines que lo rodean, con especies de árboles y flores procedentes de todo el mundo. A nosotros nos gustó mucho.
Día 2
OPCION 1: (debajo de Lisboa) Heredad de la Comporta, Setúbal
Es uno de los lugares privilegiados de Portugal ya que sigue siendo desconocido incluso por muchos portugueses. Una costa de doce kilómetros de arenal blanco (de un total de 45 kilómetros de playas) con arena fina en donde se puede disfrutar de la naturaleza en su estado más puro. Frente al arenal encontramos 600 hectáreas de dunas que surgen como murallas en el paisaje. Es una de las pocas playas salvajes que aún existen, por lo que preserva un determinado tipo de aves y vegetación. El acceso a la misma se hace por caminos de arena o de cabras, lo que ayuda a salvaguardar el medioambiente. Esta zona es igualmente conocida por sus arrozales, siendo el arroz una de las principales actividades económicas. Comporta ofrece también la posibilidad de disfrutar de paseos, a pie o a caballo, practicar deportes y visitar las pequeñas aldeas que agrupa esta heredad.
Poco a poco se ha convertido en el auténtico destino chic de los veranos europeos. Por allí han pasado los hermanos Casiraghi, el matrimonio Sarkozy-Bruni o Christian Louboutin, entre muchos otros, pasando en la mayoría de las ocasiones desapercibidos. La playa invita al descanso y a dejarse llevar por el paisaje. Es la continuación del arenal de Tróia, otra zona de gran encanto, pero con más afluencia. La península de Troia es la franja de arena situada al sur de Setúbal, entre el Estuario del Sado y el Océano Atlántico, con una extensión de 45 kilómetros de arenal y la mayor extensión de playa de Portugal. Para llegar hasta allí puedes optar por hacer el viaje en ferry, desde Setúbal, en modernos ferry y en el viaje puedes ver delfines. Otra opción es dar una vuelta mayor por carretera. Desde Lisboa se tarda alrededor de hora y media en llegar al destino.
OPCION 2: Cascais + parque natural de Sintra (si no lo hemos visto el día anterior)
Puedes aprovechar y visitar la famosa Praia do Guincho, en Cascais: El paraíso de los deportistas. Esta playa es una de las mejores de Portugal para la práctica de deportes náuticos como surf o windsurf razón por la cual se organizan en ella muchas competiciones nacionales e internacionales. Se encuentra a 6 kilómetros de Cascais, en la carretera camino a Sintra, con unas fantásticas vistas al Atlántico. A pesar de estar bañada por mareas agitadas y ser bastante ventosa es frecuentada por muchas familias. Hay un ambiente agradable y el marco es incomparable. Desde aquí se disfruta de un marco paisajístico excepcional: una costa recortada que se extiende hasta los peñascos del Cabo de la Roca, el punto más occidental de Europa.
Entre los atractivos de esta playa está el Bar do Guincho, un agradable espacio en la zona alta de la playa, en madera y piedra, con fantásticas vistas al mar que forma parte del parque natural Sintra/Cascais. Un local donde puedes comer y cenar, ya sea algo ligero o platos elaborados, tomar un café o un helado así como beber una copa por la noche.
Guincho cuenta además con la ventaja de tener a su alrededor algunos de los mejores restaurantes de pescado y marisco de la zona de Lisboa. Mar do Guincho, con la playa de Guincho como escenario de fondo, sobre el acantilado, tiene una variedad de pescado y marisco de alta calidad proveniente de viveros propios.
Cascais es uno de esos pueblos pesqueros convertidos en gran centro turístico. Cuenta con varias playas y un paseo marítimo. El casco antiguo, está formado por calles estrechas llenas de comercios, bares y restaurantes, donde también sirven buen pescado y marisco (ojo con los precios, que son más caros que en el norte).
Una de las visitas obligadas es la Boca do Inferno, una especie de cueva natural esculpida por el agua, que cuando baja la marea, toma la forma de una boca, formando un paisaje espectacular.
OPCION 3: Palacio de Montserrat y Cabo da Roca
Nosotros decidimos visitar el Palacio de Montserrat. Nos encantó perdernos por sus jardines aprovechando el buen tiempo que nos hizo. Por la tarde aprovechamos para visitar el Cabo da Roca, el punto más occidental de la Europa continental. Podréis dar un paseo por los magníficos acantilados y contemplar una de las puestas de sol más bonitas que podéis encontrar.
Este día comimos por el camino en una pizzería que encontramos por Tripadvisor, que es un foodtruck en medio de un mercado ambulante que merece muchísimo la pena: Roulote da Gigi
Noche en Sintra
Día 3
En el camino hacia el norte paramos en Ericeira. A pesar de ser un pequeño pueblo de la costa, Ericeira se ha convertido en la meca de los surferos. Se ven furgonetas y jóvenes con tablas de surf por todos lados. Tiene varias playas, y el centro del pueblo es bastante animado. Las calles recuerdan a los pequeños pueblos del mediterráneo, pintadas de blanco y con adornos en amarillo y azul.
En el pueblo encontraréis varios restaurantes especializados en pescados y mariscos. Os recomendamos uno que está al final del pueblo, en la playa de Baleia; es un pequeño restaurante junto al mar, donde sirven un estupendo pescado. Si se quiere comer de un modo más informal, Sunset Bamboo está muy bien; sirven grandes ensaladas y unos sandwiches muy especiales.
Seguimos nuestro camino e hicimos noche en Caldas da Rainha.
Os dejo el enlace del apartamento que reservamos en esta ciudad. Es totalmente recomendable pues está muy limpio, todo moderno, a un precio realmente barato y justo frente al mercado de fruta. Una delicia.
Días 4 y 5
En la ruta de la costa hacia Peniche, merece la pena entrar a ver Óbidos, un precioso pueblo amurallado que parece de cuento. La Rua Direita o calle principal está formada por casas blancas con adornos en amarillo y azul. Está llena de pequeños comercios donde venden productos de artesanía, chocolate o el tradicional licor de cereza. A nosotros nos pareció demasiado masificado por el turismo, pero es verdad que el pueblo es una preciosidad.
Como consejo os diré que se puede aparcar a las afueras en un parking gratuito (justo bajo el acueducto a la entrada del pueblo). No se puede entrar con coche en el centro, pero en los alrededores de la muralla hay varios parkings de pago. Éste que os digo está a un minuto andando de la entrada de la muralla y es gratis.
Peniche es unpequeño pueblo amurallado, también bastante turístico, lleno de surferos en busca de “la ola”. Su puerto es un sitio perfecto para probar las sardinas, el atún o la langosta. Tiene varias playas preciosas. Nosotros pasamos una mañana en la playa de Supertubos, cuyo nombre lo dice todo, y estábamos prácticamente solos en la playa. Comimos en el primer chiringuito que hay (Xakra beach bar) y estuvo bien de calidad/precio. Por las noches hay fiestas y conciertos en estos chiringuitos con las cervezas a menos de 1€!
Después pasamos la tarde en la playa do Baleal, a menos de 10 minutos en coche, pero en esta playa tuvimos un poco de viento, que puede hacer un poco desagradable tu descanso.
En los alrededores hay acantilados impresionantes, debéis ir al Cabo Carvoeiro y al Furado Grande.
Por último os recomiendo Alcobaça. Este pequeño pueblo de la costa de Portugal sorprende. Podréis pasar una mañana/tarde tranquila de paseo, admirando la belleza de la primera obra gótica construida en suelo portugués (la abadía-monasterio comenzó su construcción allá por el año 1178), y actualmente forma parte de la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1989.
Otra de las visitas que podéis hacer en estos días es Nazaré. Se trata de un pueblo bastante pequeño, y aunque en verano también se llena de turistas, la visita merece la pena. Su playa de arena blanca es kilométrica y sus olas son gigantes. Cerca de la playa está el antiguo barrio de pescadores con sus calles de adoquines y sus casitas blancas (quizás lo más bonito del pueblo, junto con el Promontorio do Sirio. El resto, si no tenéis tiempo, lo obviaría).
Tras cruzar el paseo de la playa, nos dirigimos al Promontorio do Sitio, que es la zona histórica situada sobre un acantilado, a 110 metros del nivel del mar. Desde allí las vistas son increíbles. Esta zona está llena de casas blancas, que contrastan con el azul del mar. Hay varios puestos de productos típicos y restaurantes donde sirven buen pescado. Desde ahí, además se puede coger el funicular que une Sitio con la playa. El desnivel es enorme y las vistas impresionantes.
Lo más destacado de esta zona, son las playas vírgenes que hay alejándose un poco del centro como la de Martinho do Porto o Praia do Salgado.
A pocos kilómetros se encuentra Foz de Arelho, otra pequeña población famosa por sus playas.
Por último, ya que estáis en esta zona, os voy a recomendar un parque/jardín privado que nos recomendó el propietario del apartamento en el que nos estábamos alojando y que nos pareció de lo más curioso: Buddha Eden. Se trata de un jardín oriental de lo más excéntrico posible, enorme, combinado con unas bodegas. Podrás pasar desde jardines con esculturas africanas, toris japoneses, esculturas budistas e hinduistas hasta guerreros de terracota o pagodas.
El jardín fue creado en protesta contra la destrucción de los Budas de Bamiyán. En marzo de 2001 el gobierno talibán derribó, intencionadamente, todos los símbolos budistas de Bamiyán, en el centro de Afganistan. Como homenaje a los colosales Budas, iconos del arte Gandhara del valle de Bamiyán, José Berardo, uno de los hombres más ricos de Portugal, crea un gran jardín oriental, el Buddha Eden, Jardim da Paz.
Día 6
Figueira da Foz es una ciudad bastante más turística (tipo Salou o Benidorm), así que mejor pasar de ella. Si se quiere visitar encontrarás artesanías, bares y alojamiento barato.
Nosotros seguimos nuestro camino dirección de Coimbra. Aquí nos alojamos en un hostal anunciado en Airbnb. Nos costó muy barato, pero la calidad era igual a su precio, lo único es que estaba muy bien situado.
Como recomendación os diré que en Coimbra centro hay que pagar por aparcar en el centro (no hay zona libre de pago), por lo que si vais a estar más de unas pocas horas, quizás os salga más rentable pagar un parking en vez de horas en el parkímetro. Si venís por poco tiempo, la avenida Emidio Navarro se encuentra en paralelo al río Mondego y es el punto idóneo para dejar el vehículo (es zona de pago hasta los sábados a mediodía).
Es una ciudad pequeña, paseable y acogedora, construida a varias alturas, el curso de un río en su parte baja, calles estrechas, empedradas y con edificios desvencijados en su casco antiguo y una gastronomía de campeonato. Perfectamente podríamos estar hablando de Oporto o Lisboa. Pero no, en esta ocasión descubrimos una joya en nuestra querida Portugal, Coímbra. Cuando se habla de ella, se relaciona de inmediato con su Universidad y con ese curioso parque para niños llamado Portugal dos Pequenitos. Eso sí, Coímbra son cuestas, cuestas empinadas y más cuestas.
Coimbra es la ciudad universitaria portuguesa por excelencia. Dicen que es el mejor sitio para un año de Erasmus. Fue capital del país y posee la primera Universidad de Portugal. Tiene bastante ambiente. Es una ciudad donde mandan los alumnos, sobre todo en los bares y cantinas de la ciudad baja. Todos los jueves se celebra ‘a noite académica’ y se pueden encontrar sitios con menús por poco más de tres euros.
¿Qué ver en Coimbra en 24 horas?
Universidad de Coimbra: Declarada Patrimonio de la Humanidad, se fundó en 1290 y es la más antigua de Portugal. Su imponente patio presidido por la torre de las campanas y con unas excelentes panorámicas del río Mondego es su seña de identidad. Pero si hay una visita imprescindible cuando se acude a la universidad conimbricense esa es su Biblioteca Joanina.
Para visitar la Universidad de Coímbra existen entradas combinadas con los museos que hay en el campus. Nosotros optamos por una que tiene un precio de 10 euros por persona e incluye la Biblioteca Joanina y el conocido como Palacio Real, donde se pueden visitar la capilla de San Miguel, el salón de actos o sala de los Capelos y la sala del Examen Privado. Los que quieran subir a la torre (algo que no es muy recomendable debido a su reducida altura) deben pagar dos euros aparte.
Jardín Botánico: El Jardín Botánico de Coímbra es un pedazo de bosque de 13,5 hectáreas incrustado magistralmente en una ciudad de varias alturas. Su entrada principal se sitúa junto al Acueducto de San Sebastián y es el lugar idóneo para ir poniendo el colofón a un día en Coímbra —para el final hay que dejar el paseo junto al río—. La entrada es gratuita y pertenece a la Universidad. Hay que estar muy atentos a su horario, ya que de octubre a abril cierra a las 17:30 horas y el resto del año lo hace a las 20:00 horas.
Su colección de especies tropicales, narcisos, coníferas y plantas ornamentales, entre otras muchas especies, lo convierten en un espacio que conecta directamente con la naturaleza más pura. Está decorado con fuentes y amplios paseos y posee un parque de aventuras para que los más pequeños puedan deslizarse por varias tirolinas.
Sé Velha y Sé Nova (Catedral Vieja y Catedral Nueva): Es la única catedral románica de la época de la reconquista que sigue en pie en Portugal. Solo por eso merece la pena visitarla, ya que además el precio de la entrada solo es de 2,50 euros. Destacan además su claustro y la puerta de su fachada norte, mucho más llamativa que la de su cara principal. Se denomina Porta Especiosa y es de estilo renacentista. Cuidadito con marcharse de Coímbra sin contemplarla. En el claustro, de estilo gótico, llaman la atención sus rosetones. No hay dos iguales.
Por su parte, la Sé Nova tiene un interés menor aunque brilla por su fachada de estilo barroco y manierista. Se puede visitar después de recorrer la Universidad de Coímbra porque se encuentra justo al lado.
Monasterio de Santa Clara-a-nova: Quizás es el único punto de la ciudad al que es recomendable acudir en coche, puesto que se encuentra un tanto apartado de la zona centro y, por si fuera poco, en lo alto de una colina. Construido en el año 1649, destaca el retablo de su iglesia barroca donde se enclava el sepulcro de la española Santa Isabel de Portugal. Esta zaragozana reinó en el país luso durante 43 años gracias a su matrimonio con el cruel y despiadado Dionisio I de Portugal. Su origen explica que bajo el altar mayor se encuentre un escudo de armas que une los de Portugal y Aragón.
La entrada al Monasterio de Santa Clara-a-nova cuesta 2 euros y con ella se puede visitar su claustro barroco, donde el visitante tiene una sensación de admiración y pena al mismo tiempo. Admiración por sus dimensiones y espectacularidad y pena por su muy deficiente estado de conservación. En este lugar urge una restauración urgente porque la sensación de abandono y deterioro es enorme.
Monasterio de Santa Clara-a-velha: Al igual que Coímbra tiene una catedral vieja y otra nueva, con el Monasterio de Santa Clara sucede exactamente lo mismo. El viejo también está localizado al otro lado del río Mondego, pero más próximo a su ribera y junto al parque Portugal dos Pequenitos.
La reina Santa Isabel también tiene un protagonismo esencial en este convento, ya que fue la que mandó construirlo en 1314. Por su cercanía al río Mondego, las continuas inundaciones marcaron su existencia lo que obligó a levantar el Monasterio de Santa Clara-a-nova en la zona más alta de esta parte de la ciudad. El viejo convento cayó en el olvido y acabó en un estado ruinoso, pero en la actualidad se ha recuperado en la medida de lo posible y se puede visitar previo pago de 4 euros.
Portugal dos Pequenitos: Aunque, junto a la Universidad, es uno de los lugares más recurrentes cuando hablamos de qué ver en Coímbra, lo cierto es que este parque ha ido perdiendo peso con el paso del tiempo. Es un lugar donde se exponen réplicas en miniatura de los edificios más significativos de la región de Coímbra, del resto de Portugal y de otros monumentos de países de habla portuguesa.
Los niños hasta 2 años entran gratis, los que tienen entre 2 y 13 pagan 5,95 euros y el resto de personas tienen que abonar 9,50 euros. No es una entrada ni mucho menos barata por lo que, si no se acude a Coímbra con niños, se puede prescindir totalmente.
Monasterio de Santa Cruz: La calle más popular, animada y comercial de Coímbra, Ferreira Borges, desemboca en la plaza 8 de Mayo presidida por el monasterio de Santa Cruz, un templo cuya fachada es una auténtica joya. Es uno de los monumentos más destacados de la ciudad y en su interior se pueden ver algunas representaciones en los típicos azulejos portugueses.
Detrás del monasterio, y de camino al Mercado Municipal D. Pedro V, merece la pena detenerse ante el Jardim da Manga, una gran fuente que simboliza los ríos del paraíso y que formaba parte de uno de los tres claustros del propio monasterio.
Junto a la también llamada iglesia de Santa Cruz se encuentra el café del mismo nombre. Data de 1923 y recuerda al elegante café Majestic de Oporto. La historia de este local es apasionante porque, antes de su actual uso, sirvió de comisaría de policía, parque de bomberos, ferretería, funeraria y hasta iglesia. También en la plaza 8 de Mayo se ubica uno de los restaurantes que recomendamos en nuestro post de comer en Coímbra.
Acueducto de San Sebastián: Próximo a la entrada al Parque Botánico de Coímbra se localizan los restos del Acueducto de San Sebastián, también llamados Arcos do Jardim. Data del siglo XVI y puede que relevara al que levantaron los romanos en la ciudad portuguesa. Era el encargado de trasportar el agua desde la zona baja de Coímbra en el convento de Santa Teresa hasta la parte alta donde se encuentra la Universidad.
Mercado Municipal D. Pedro V: Hace unos años era impensable ver a un turista en el mercado de una ciudad. Sin embargo, en los últimos tiempos muchos de ellos se han convertido en atracciones donde palpar la realidad del lugar en cuestión, relacionarse con los paisanos y, de paso, adquirir algún producto que llevarse a la boca. En Coímbra su mercado tiene el nombre de D. Pedro V. Arquitectónicamente carece de interés, pero merece la pena dedicarle unos minutos a su interior para ver su colorido y ambiente. Además, sirve como punto de paso para enlazar desde la plaza 8 de Mayo con la parte alta de la ciudad.
Rua Ferreira Borges: Calle principal con su particular empedrado portugués, el que elaboran los ‘calceteiros’ como auténticos artistas. La rua Ferreira Borges une el monumento Joaquim António de Aguiar, junto al río Mondego, con la plaza 8 de mayo. Está repleta de pequeñas tiendas y pastelerías y es un buen termómetro para medir la vitalidad de la ciudad lusa. En ella se suelen apostar las tunas académicas para interpretar sus canciones mientras realizan auténticos números de malabarismo.
Puente Pedro e Inés: Es una pasarela peatonal con una decoración muy colorista que cruza el río Mondego en la parte sur de la ciudad. Dos son los motivos que invitan a caminar por ella. El primero, las espectaculares vistas que se observan de la silueta de Coímbra. Nosotros la cruzamos al atardecer y la sensación fue fascinante.
Y en segundo lugar porque, en esta zona del río Mondego hay unas amplísimas zonas verdes para pasear por ellas y hacer todo tipo de actividades, tanto acuáticas (patines, paddle surf, remo, barcas) como sobre tierra firme. Es el conocido como Parque Verde do Mondego, que cuenta también con una zona de baño para darse un chapuzón en el río durante los meses más cálidos.
Quinta das Lágrimas: Más que por su interés natural (nada que ver con mencionado Jardín Botánico de Coímbra), la Quinta das Lágrimas destaca por la historia que guarda. En Coímbra, y en toda Portugal, el drama romántico por excelencia es el protagonizado por el infante, y posterior rey Pedro I, y la gallega Inés de Castro. Entre la leyenda y la realidad se mueve esta historia que comienza cuando el infante, hijo del rey Alfonso IV, se enamoró perdidamente de la joven Inés, dama de compañía de su esposa. Obviamente la relación no fue bien vista, pero Pedro la defendió contra viento y marea y la pareja pasaba largas tardes de amor en los jardines de la Quinta das Lágrimas.
Alfonso IV, presionado por la corte que no toleraba la relación, mandó asesinar a Inés. En venganza, Pedro lideró una rebelión contra su padre hasta conseguir hacerse con el trono de Portugal y castigar con la muerte a los asesinos de su amada. Como último gesto de ese amor de leyenda, el ya rey Pedro I de Portugal otorgó a Inés el reconocimiento de reina del país luso y mando construir un sepulcro para ella en el Real Monasterio de Alcobaça.
En cuanto a recomendaciones para comer en Coimbra, os recomiendo encarecidamente que vayáis a cenar a Sete Restaurante. Es un sitio perfecto para daros un homenaje, con una cena romántica, en mitad de vuestro viaje. Los precios no son universitarios, ni mucho menos, pero tampoco te costará como cenar en Madrid y la calidad de su comida es exquisita. Os recomiendo reservar porque se pone a tope.
Además de este restaurante, en Coimbra hay muchos restaurantes con precios asequibles, ya que se trata de una ciudad universitaria.
Días 7 y 8
Nuestra siguiente parada fue en Aveiro. Una ciudad preciosa con mucho encanto.
Nos alojamos en un Bed and Breakfast situado a 10 minutos en coche del centro de Aveiro, justo entre las playas y la ciudad. Estuvo muy bien de precio y tuvimos una habitación con baño privado + desayuno y parking con total independencia y comodidad.
Aveiro es conocida como la ‘Venecia portuguesa’. Cuenta con canales, puentes y coloridas casas bajas. El centro de la ciudad está dividido por varios canales, por donde los Moliceiros, barcos antaño utilizados para transportar algas y sal, son el principal reclamo turístico. Es un buen sitio para comer pescado, y también las tradicionales ‘tripas’, que son una especie de ‘crepe’ rellenas de chocolate u otros dulces. Esta ciudad tiene bastante vida y un bonito barrio antiguo llamado “Beira Mar“.
Sus tres canales dividen a la ciudad en dos partes. La parte norte del canal principal lleva a las viejas casas de los pescadores de antaño y hacia el sur se pueden encontrar los históricos edificios de la ciudad.
Lo mejor es que al igual que la capital holandesa, la ciudad es completamente plana, ideal para caminarla o para rodar en bicicletas.
Una ruta recomendada en Aveiro es pasear por el centro, a orillas de la ría. Comenzando por el Jardim do Rossio y continuar siguiendo el camino del canal hacia la zona del Centro Comercial Forum Aveiro.
Puedes hacer paradas en las panaderías locales y probar los dulces de la zona, descansar en las bancas, admirar los edificios art-decó y ver los Moliceiros pasar.
Sigue la ruta hasta los pies del bonito Hotel Ría Meliá Aveiro, donde se encuentra también un llamativo edificio de ladrillo rojo que en el pasado funcionó como fábrica de cerámica.
Esta ciudad se puede visitar perfectamente en un día. Aquí os dejo sus principales atractivos:
Museo de Aveiro: Uno de los principales edificios de la ciudad es el Convento de Jesus, que ahora hospeda el Museo de Aveiro. Esta vieja iglesia, perteneciente al siglo 15 y tiene su interior decorado en Barroco.
Catedral de Aveiro: Frente al museo de la ciudad se encuentra la pequeña Catedral da Sé de Aveiro, es un edificio sin mucho detalle, donde se pueden apreciar azulejos y un órgano del siglo XVII.
Museo de Vista Alegre: También cerca de Aveiro, existe la opción de visitar el Museo de Vista Alegre, una de las marcas de porcelanas más vendidas del mundo, y una de las que tiene mayor prestigio (La Reina de Inglaterra, Elizabeth II y el Rey de España Juan Carlos han pedido piezas a ésta casa). El sitio es muy bonito aunque parece un pueblo fantasma, pues antes era una villa cerrada que hospedaba a los trabajadores del lugar.
Parque Infante D. Pedro: El principal y más agradable parque de Aveiro es el Parque Infante D. Pedro. Está a pocos metros del Hospital de Aveiro y puedes llegar a pie desde el Museo de Aveiro o desde el la zona del Centro Comercial Forum Aveiro por ejemplo en menos de 10 minutos. Este parque de la ciudad de Aveiro tiene un lago, zonas verdes con sombra y un parque infantil.
Dónde comer
Para comer en Aveiro os recomiendo los dos restaurantes donde cenamos nosotros las dos noches:
-Restaurante O Adriano: Un restaurante de toda la vida, con una carta escueta pero con pescado de altísima calidad. Muy bien de precio. Nos gustó mucho.
-Restaurante Trincadeira: Este es más caro que el anterior (repito, nada que ver con los precios de Madrid, pero aún así precios elevados para ser Portugal), pero con comida de gran calidad. Nosotros cenamos aquí la última noche y nos encantó.
No os podéis ir de Aveiro sin probar las famosas «tripas», que son una especie de crepes rellenas. Las mejores de la ciudad están en Tezero Tripas de Aveiro. Además de no saber cuál elegir (están todas bueníiisimas) os tenéis que hacer una foto con el techo del local, una auténtica obra de arte.
Playas de Aveiro
La zona de playas de grandes arenales se encuentra a unos 12 kilómetros del centro. En las zonas más alejadas, los amantes del naturismo o nudismo encuentran privacidad.
Praia da Barra: La Playa de la Barra en Aveiro es animada por un bonito bulevar, restaurantes y cafés a orilla de la playa y un arenal muy extenso. Es conocida por tener el segundo faro más alto de Europa. Muy cotizada por los surferos locales durante todo el año. Es buena para iniciarse en este deporte.
Praia da Costa Nova: A poco más de un kilómetro está la zona de Costa Nova, famosa por sus pintorescas y coloridas casas de veraneo pintadas a raya llamadas Palheiros. Aquí encontramos dunas de arena, el Faro de Aveiro, el más alto e importante del país. Por lo visto, esta playa dedicada a la pesca acabó por convertirse en refugio de moda de la burguesía portuguesa durante el siglo XIX. Siempre hay cerca unos quioscos que venden algo llamado “Bolacha Americana” y las famosas “tripas”.
Día 9
Vuelta a Españaa. Regreso desde Aveiro hasta Lisboa en coche. Salimos con tiempo así que fuimos por carreteras sin peaje hasta la última hora, que preferimos llegar un poco antes porque cogimos atasco. Devolvimos el coche de alquiler y vuelta a casa.
Si tenéis más días de vacaciones, no dejéis de visitar la maravillosa Oporto, a un paso ya desde aquí.
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