Si te piden que cierres los ojos y pienses en el paraíso, seguro que en tu mente aparece la imagen de algunas de las playas de Formentera. Esta pequeña isla perteneciente al grupo balear tiene todo el encanto de su vecina pitiusa pero sin ese turismo de fiesta que poco a poco se está cargando el encanto de Ibiza. Sí que es cierto que cada vez más, Formentera se está saturando en temporada alta, hasta el punto de empezar a perder ese hechizo que me fascinó hace más de 10 años, cuando tuve la suerte de conocerla por primera vez. No obstante, para mí sigue siendo un destino relajante y paradisiaco, si bien siempre intento evitar ir entre los meses de junio a septiembre.
La isla no tiene aeropuerto, por lo que la única forma de llegar es en ferry. Puedes coger un ferry desde la península o desde cualquiera de las islas baleares. Lo que nosotros solemos hacer es volar hasta ibiza y desde ahí coger un ferry hasta Formentera. Hay un autobús urbano que va desde el aeropuerto hasta el puerto, creo recordar que el precio eran 3.5€ y tarda poco más de 15 minutos.
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