Ver Roma en un día es como ver un tráiler de una película. Puedes llevarte una idea y captar la esencia de la ciudad, pero si realmente quieres vivirla y visitarla correctamente, te harán falta al menos 4 días (3 noches) para hacerte una idea general de la ciudad eterna. No obstante, hay veces que solo tenemos un día para recorrerla, bien porque forma parte del recorrido de vuestro crucero por el mediterráneo, bien porque vienes por trabajo y solo tienes un día para desconectar o porque simplemente forma parte de un recorrido que solo te permite un día en la capital italiana. Pensando en todos vosotros, he hecho esta guía con mis consejos personales sobre qué ver en Roma en un día, dónde comer y dónde probar los mejores helados. Esta guía, por supuesto, también se puede utilizar para un fin de semana en Roma, viendo todo de forma más pausada y sin ir a la carrera, disfrutaréis mucho más de la ciudad y apreciaréis mejor cada pequeño detalle.
Roma es la capital y el municipio más poblado de Italia así como la cuarta ciudad más poblada de la Unión Europea con casi 3 millones de habitantes. Como capital del Imperio romano, se constituyó en una de las primeras grandes metrópolis de la humanidad, centro de una de las civilizaciones antiguas más importantes. Influyó en la sociedad, la cultura, la lengua, la literatura, el arte, la arquitectura, la filosofía, la religión, el derecho y la moral de los siglos sucesivos.
Es la ciudad con la más alta concentración de bienes históricos y arquitectónicos del mundo. Su centro histórico delimitado por el perímetro que marcan las murallas aurelianas, superposición de huellas de tres milenios, es la expresión del patrimonio histórico, artístico y cultural del mundo occidental europeo. En 1980, junto a las propiedades extraterritoriales de la Santa Sede que se encuentran en la ciudad y la Basílica de San Pablo Extramuros, fue incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Roma también es el corazón geográfico de la religión católica y también la única ciudad del mundo que tiene en su interior un Estado extranjero: la Ciudad del Vaticano. Por tal motivo se le ha conocido también como la capital de dos Estados.
Aquí tenéis un mapa hecho por mi, con los principales puntos turísticos a visitar así como mis recomendaciones para comer o tomar un helado.
La ruta que os propongo comienza bien temprano en el Coliseo. Llamado en la antigüedad Anfiteatro Flavio, es el anfiteatro más grande construido durante el Imperio Romano, hace más de 2000 años, (y más grande del mundo) así como el monumento más impresionante de Roma.
Es el símbolo de la ciudad. Su construcción se produjo en el año 72 cuando gobernaba Vespasiano y terminó en el 80 bajo el régimen de Tito. Con el lema “Pan et Circus” en mente, en él se celebraban todo tipo de macabro entretenimiento: lucha de gladiadores, exhibición de animales exóticos, ejecución de prisioneros, entre otros “eventos”. El precio de la entrada es de 12€ (7,5€ para jóvenes entre 12 y 18 años y gratuita para los niños). Puedes comprarla online o directamente en las taquillas, pero siempre hay unas colas enormes. Por si no queréis hacer cola, en las inmediaciones encontraréis multitud de guías que ofrecen una visita guiada , por un precio superior al de la entrada sencilla.
Una vez hayáis admirado esta construcción por dentro y por fuera, pasead por los alrededores y contemplad las diversas esculturas que hay en la zona así como el espectacular Arco de Constantino. Se irguió para conmemorar la victoria de Constantino I el Grande en 312. Es el más moderno de los arcos triunfales alzados en la Roma Antigua, de los que se diferencia por haberse construido gracias al expolio de edificios anteriores.
Junto al Coliseo se encuentra el siguiente monumento en el recorrido que os recomiendo: el Foro Romano. Fue el centro político de la Antigua Roma. Podréis caminar entre ruinas de lo que fue el gran Imperio e imaginar cómo los antiguos romanos desarrollaban su vida cotidiana en dicho lugar. Los templos más antiguos y más importantes se encuentran aquí, así como las altas cortes y el Senado. De entre todo el conjunto conviene señalar el Arco de Tito, arco de triunfo que conmemora como Roma triunfó con Jerusalén. La entrada cuesta lo mismo que la del Coliseo, pero se compra en las taquillas de la entrada del Foro Romano.
Cuando terminéis esta visita, ya serán cerca de las 12 del mediodía (si habéis empezado temprano, como os he recomendado). Desde aquí os recomiendo ir paseando hasta la Piazza Venezia, donde destaca el monumento de Vittorio Emanuele II, alzado sobre un pedestal. La construcción de este impresionante monumento provocó la renovación de toda la zona de alrededor, incluyendo casas, palacios, etc. Fue inaugurado en 1911 para rendir homenaje a Víctor Manuel II, primer rey de Italia tras su unificación. En su interior se encuentran el Instituto para la Historia del Risorgimento italiano y el Museo Central del Risorgimento. Desde 1921 el Monumento a Víctor Manuel acoge la tumba del soldado desconocido, un lugar en el que brilla la llama eterna y se encuentra siempre custodiado por dos soldados. Se puede subir hasta arriba o hasta la mitad, como queráis, y las vistas desde aquí, sobre todo del Foro Romano, son una maravilla.
Saliendo de aquí ya es hora de buscar donde comer. Podéis elegir entre comprar algún trozo de pizza y comerlo por el camino, continuando la visita de la ciudad (para ahorrar tiempo), o bien buscar algún restaurante donde comer algo sentados y descansar un poco de la jornada maratoniana.
Si optáis por tomar un trozo de pizza y continuar el camino, os recomiendo comer en Alice Pizza.
Si en cambio preferís comer algo sentados, vuestro sitio es La Montecarlo
En cualquier caso, cualquiera de los que os recomiendo en mi mapa, serán buena elección.
Una vez con la barriga llena, la siguiente parada es en la Piazza Navona. La Plaza Navona ocupa el lugar en el que se situaba el estadio de Domiciano (Circo Agonal) en el año 86, con espacio para más de 30.000 espectadores, en el que los ciudadanos romanos disfrutaban de los juegos atléticos griegos. Sin duda el mayor atractivo de la Plaza Navona son las tres fuentes construidas bajo el mandato de Gregorio XIII Boncompagni:
- Fontana dei Quattro Fiumi: En el centro de la Plaza Navona se encuentra la «Fuente de los Cuatro Ríos», construida por Bernini en 1651. Las cuatro estatuas de la fuente representan a los cuatro ríos más importantes de la época: el Nilo, el Danubio, el Ganges y el Río de la Plata. En el centro está situado un obelisco de 16 metros de altura que perteneció al Circo de Majencio, que fue encontrado en la Vía Apia.
- Fontana del Moro: Creada por Giacomo della Porta y perfeccionada por Bernini, que posteriormente añadió los delfines, la Fuente del Moro fue conocida en sus inicios como la «Fuente del Caracol». Esta fuente está situada en la parte sur de la plaza.
- Fontana del Nettuno: Al igual que la Fuente del Moro, la Fuente de Neptuno fue diseñada por Giacomo della Porta, pero permaneció en el abandono desde su creación hasta 1873, cuando la obra fue finalizada por Zappalà y Della Bitta.
Cerca de esta zona se encuentra una de mis heladerías preferidas de Roma (descubrimiento que me hizo mi amiga del alma, Marta Pérez), llamada Frigidarium, donde podrás elegir entre una variedad de sabores y, como guinda del pastel, bañarlo por encima con chocolate caliente (blanco o negro): una delicia!
Desde aquí, iremos paseando hasta llegar al Panteón de Agripa, también conocido como el Panteón de Roma, una de las obras maestras de la arquitectura de la capital italiana. Es el edificio mejor conservado de la antigua Roma.
La construcción del Panteón actual se llevó a cabo en tiempos de Adriano, en el año 126 d.C. El nombre de Agripa viene dado porque el lugar en el que está construido el edificio actual estaba anteriormente ocupado por el Panteón de Agripa, construido en el año 27 a.C., que quedó destruido debido a un incendio en el año 80 d.C. A principios del siglo VII el edificio fue donado al Papa Bonifacio IV y éste lo transformó en una iglesia, por lo que en la actualidad presenta un perfecto estado de conservación. Su entrada es gratuita, aunque a veces hay tanta gente que hay que guardar cola e ir entrando conforme va saliendo la gente, para poder conservar bien el edificio. Una vez estéis dentro, imaginad cómo fue posible la construcción de esa cúpula, con un orificio en el centro, en el año 27! Es realmente mágico.
Una vez salgáis de este maravilloso Panteón, seguiremos paseando hacia la archiconocida Fontana di Trevi. Llegar a ella desde cualquiera de las callecitas que desembocan en esta fuente hará que te quedes con la boca abierta. Jamás imaginé encontrar una fuente tan bonita y espectacular escondida entre callejuelas estrellas. Es una maravilla. Sí que es cierto que últimamente está saturada y si bien siempre ha sido imposible fotografiarla sin que saliera alguien en la foto, ahora incluso será difícil llegar a primera fila, ya que según la tradición a raíz de la película “Tres monedas en la fuente” (1954) si lanzas una moneda a la fuente, volverás a Roma; si lanzas dos, encontrarás el amor; y si lanzas tres, te casarás. Para que esta especie de ritual funcione, hay que tirar las monedas con la mano derecha sobre el hombro izquierdo ¡o no se hará realidad!…pero lo cierto es que esta tradición hace que cada año se atesore 1,5 millones de euros y aquí es donde hay que elegir entre seguir «ensuciando» un tesoro cultural o continuar con la tradición y contribuir con la caridad, ya que estos ingresos se destinan a cáritas cada año.
Con unas dimensiones de 20 metros de anchura por 26 metros de altura, la Fontana de Trevi es también la fuente más grande de la ciudad. Los orígenes de la fuente se remontan al año 19 a.C., época en que la Fontana constituía el final del acueducto Aqua Virgo. La primera fuente fue construida durante el Renacimiento, bajo las órdenes del papa Nicolás V. El aspecto final de la Fontana de Trevi data de 1762 cuando, tras varios años de obras de la mano de Nicola Salvi, fue finalizada por Giuseppe Pannini. Como curiosidad, el nombre de Trevi deriva de Tre Vie (tres vías), ya que la fuente era el punto de encuentro de tres calles.
Con la boca abierta, y con ganas de quedarse horas admirando esta belleza, seguiremos nuestro camino para continuar el recorrido. La siguiente parada la tendremos en la Plaza de España, otro de los puntos más populares de Roma, siempre llena de gente descansando, sacando fotos o tan solo estando de paso. Los famosos 135 peldaños que forman su famosa escalera se construyeron a principios del siglo XVIII y comunican con la iglesia de Trinitá dei Monti. En dicha plaza además hay una bonita fuente diseñada por Bernini, la Fontana della Barcaccia, con forma de barco.
Desde aquí, continuaremos paseando por la Via dei Condotti, la calle de las tiendas lujosas por excelencia, hasta llegar al Puente y Castillo de Sant’Angelo.
Originalmente, el Castillo de Sant’Angelo era un mausoleo destinado a grandes personalidades romanas como el emperador Adriano y su mujer, cuyos cuerpos reposan en paz aún aquí. Hoy en día este castillo alberga el Museo Nazionale di Castel Sant’Angelo con piezas de escultura, pinturas, cerámicas y armas de épocas anteriores repartidas en sus diferentes estancias. Se trata del primer edificio clásico transformado en iglesia en el año 608, cambiándose el nombre a Santa María Ad Martyres. Durante mucho tiempo, además, suponía la cúpula más grande construida del mundo y es la estructura de la Antigua Roma que mejor se conserva. A día hoy se sigue celebrando en este lugar el culto religioso. Del Panteón llama la atención el gran óculo de 9 metros de diámetro que ilumina el interior de la iglesia dotándo el espacio de una luz celestial. Además, las vistas desde la terraza del castillo son impresionantes… Pero si no quieres pagar el precio de la entrada, no dudes en explorar los alrededores del castillo y atravesar el Puente de Sant’Angelo, enjoyado con esculturas de Bernini, entre otros artistas de la época.
Por último, llegaremos a la ciudad del Vaticano y su célebre Piazza di San Pietro, a los pies de la Basílica de San Pedro. Las dimensiones de la plaza son espectaculares: 320 metros de longitud y 240 metros de anchura. En las liturgias y acontecimientos más destacados la Plaza de San Pedro ha llegado a albergar más de 300.000 personas. La construcción de la plaza se llevó a cabo entre 1656 y 1667 de la mano de Bernini, con el apoyo del papa Alejando VII.
La Basílica de San Pedro acoge en su interior a la Santa Sede, siendo el templo religioso más importante del catolicismo y la iglesia donde el Papa celebra las liturgias más importantes. La construcción de la basílica comenzó en 1506 y finalizó en 1626, siendo consagrada el 18 de noviembre de ese mismo año. En su construcción participaron diversos arquitectos entre los que podríamos destacar a Bramante, Miguel Ángel o Carlo Maderno. El nombre de la basílica se debe al primer Papa de la historia, San Pedro, cuyo cuerpo está enterrado en la basílica. Una de las cosas que más llaman la atención de la basílica es su increíble cúpula. Fue iniciada por Miguel Ángel, Giacomo Della Porta continuó con el trabajo y Carlo Maderno la remató en 1614. También en su interior encontraremos la famosa Piedad, de Miguel Angel, escultura en mármol creada entre 1498 y 1499.
No podéis perderos subir a la cúpula de la basílica. La subida es apta para todos los públicos, pero hay que tener en cuenta que el último tramo se realiza por medio de una empinada y estrecha escalera de caracol que puede llegar a resultar agobiante. Sin duda, las vistas desde arriba bien merecen la pena.
Aquí en esta zona se encuentran los museos del Vaticano, que albergan la famosa capilla sixtina. Si os da tiempo, aprovechad para verlos, pero si vais justos de tiempo, os recomiendo que empleéis ese tiempo en dar un paseo por la zona del Trastevere para cenar, un barrio con muchísimo ambiente bohemio donde cualquier sitio para cenar será bueno. En muchos de estos bares hacen el aperitivi italiano.
Dónde comer en Roma
Además de los restaurantes que os he recomendado, porque os vienen bien en el itinerario del recorrido, aquí os dejo otra selección de buenos restaurantes para comer o cenar en la ciudad eterna:
- Pizzería Da Baffetto. Hay dos en el centro de Roma.
- Restaurante Lo Zozzone. Buena pizza y pasta. No sabrás qué elegir.
- Pizzería Mami. Bueno para comer un trozo de pizza y seguir tu camino.
- Pizzería Ciro: Recomendada por auténticos romanos.
- Il duca: En el barrio del Trastevere no te costará encontrar un buen sitio donde comer. Este es uno de ellos.
Los bares prepararan un pequeño buffet de comida que acompañará a la bebida. Con una consumición mínima (normalmente Aperol Spritz) se puede comer lo que se quiera de pie o sentado. Conviene ir más cerca de las 19:00 que de las 22:00. En teoría es una pre-cena, que es un concepto fabuloso.
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